PRÓXIMO EVENTO

EL PRÓXIMO SÁBADO 14 DE MARZO EL ILTRE. COLEGIO OFICIAL DE ENFERMEROS DE BADAJOZ, DENTRO DE SU SEMINARIO PERMANENTE DE HUMANIZACIÓN ORGANIZA UN TALLER QUE LLEVA POR TÍTULO "TESTIMONIOS DE VIDA", EN EL QUE CONTARÁ CON LA PARTICIPACIÓN DE PERSONAL ENFERMERO Y BOMBERO Y CON DOS PACIENTES A LOS QUE AQUELLOS COLECTIVOS HAYAN SALVADO LA VIDA

UN MINUTO DE SILENCIO


Entrada a cargo de Raúl Tardío López, abogado.

21 de febrero de 2015


UN MINUTO DE SILENCIO

por quienes sólo utilizan las orejas para sostener las gafas;
por todos esos que no entienden el debate sin el ataque;
por esas personas a las que la intransigencia les nubla la razón;
por aquellos para los que el diálogo sólo tiene sentido si se cumple su palabra;
por quienes simulan que te escuchan mientras ocupan su pensamiento en otras cosas;
por quienes ven la vida como una guerra plagada de adversarios que sólo intentan acabar con ellos;
por quienes validan una opinión en función de quién la sostenga;
por los que elevan su tono de voz para que la tuya no se escuche;
por quienes sustituyen el argumento por la agresión;
por los que disentir equivale a menospreciar;
por los que camuflan sus miedos con desprecios;
por los que esconden su debilidad detrás de una presunta autoridad;
por los soberbios y prepotentes, que sólo se escuchan a sí mismos;
por quienes su opinión no tiene precio y la tuya no vale nada;
por los que están convencidos de que el mundo gira en torno a ellos;
por los incapaces de convencer por la fuerza de sus argumentos;
por los que se erigen en tus salvadores sin respetar tu libertad para acertar o equivocarte;
por los que se vuelven ciegos y sordos cuando se trata de escucharte;
por quienes un fracaso elimina toda posibilidad de éxito;
por aquellos que miran el dedo cuando señalas el sol.


Sólo un minuto para ellos, ni uno más, porque la vida, sin duda, está hecha para los demás.

ILUSIÓN DE ENFERMERA

10 de febrero 2015


Publicamos una nueva entrada en nuestro blog que nos ha hecho llegar una enfermera, y que lleva por título


ILUSIÓN DE ENFERMERA

Casi siempre se habla de la “dejadez” de las enfermeras.  Se escuchan frases del tipo: “Prefieren no asumir sus responsabilidades y adoptar la posición de comodidad”.  En algunos casos, más de los que debiera, puede ser así, pero también existe por suerte, la otra parte.  Las enfermeras que se implican, que luchan por su profesión, por ejercerla plenamente, para que se les respete.

Me gustaría contar mi experiencia, y para ello voy a empezar  por el inicio de mi viaje en esta aventura.

Hace ya algunos años que comencé mi andadura en la Enfermería.  Sinceramente, cuando inicié los estudios, tenía nociones muy básicas de lo que era ser enfermera, pero poco a poco fui descubriendo lo que significa realmente y me di cuenta de que había tomado una de mis mejores decisiones hasta el momento.  Cada día de práctica me gustaba más la profesión en la que me había embarcado.  Los tres años de formación fueron duros, muchas horas de clases, de estudio en casa, de prácticas, pero sin duda volvería a repetirlos.  No sólo aprendí técnicas, tratamientos, curas,… También aprendí a ver más allá de las personas, a percibir la tristeza en una sonrisa, a detectar la preocupación en una mirada, a ponerme en la piel del otro, a escuchar, a ser paciente, a respetar.  Descubrí la importancia de una sonrisa, de un trato cálido y cercano, de un gesto amable.  Tras ese tiempo, no sólo me gradué como enfermera, sino que crecí mucho como persona.  Al finalizar esta etapa estaba llena de ilusión y con ganas de empezar la siguiente. 

Una de las parcelas que más me gusta de la Enfermería es la Educación para la Salud.  Con una buena educación sanitaria algunos de los pacientes que conocí en el hospital se hubiesen ahorrado esa estancia.  Pues bien, por suerte y para mi gran sorpresa, encontré un puesto de trabajo donde podría realizar esa función perfectamente. Esto lo descubrí un tiempo después de estar aquí y ver el ambiente. Trabajo en una piscina, y ¿qué hace una enfermera en una piscina?  Pues parece ser que lo único que podemos hacer es esperar a que pase algo y “mantener el botiquín en condiciones”. Por aquí pasan, desde bebés de 6 meses, hasta personas de más de 80 años, personas sanas y enfermas. ¿Os dais cuenta de la cantidad de población? ¿La cantidad de personas, de todas las etapas de la vida, a las que se puede llegar desde aquí?  Se me ocurren muchas actividades que realizar, ¿a vosotros no? 

Hasta ahora no había habido enfermera y aunque “sólo” es un botiquín, sí que hay unas cosas básicas que se deben cumplir y respetar como es la reposición de los medicamentos lo antes posible y en perfecto estado, mantener el material sanitario sin óxido, la intimidad de los usuarios y la confidencialidad, etc..  Desconocía si estas cosas sucedían por dejadez o por falta de conocimiento por parte de los jefes, así que, ante tal situación, puse en conocimiento las deficiencias que observé y también planteé la posibilidad de dar un servicio sanitario a todo aquel usuario que le interesase y no sólo al que sufriese un accidente en la instalación.  La ilusión por el trabajo pronto se tornó en confusión, desconcierto, y ese desconcierto se transformó en temor, miedo, pánico.  Sólo quería trabajar y hacer las cosas bien.  Es mi responsabilidad como enfermera poner en conocimiento cualquier deficiencia y velar por prestar una atención de calidad al usuario de la instalación. 

Todo esto derivó en una constante persecución y acoso por parte de mis “superiores”.  No voy a entrar en detalles, porque ese no es el tema, y porque aunque haya pasado un tiempo aún se me revuelve algo al recordarlo.  Pasé la peor época de mi vida por querer ser enfermera, por querer dar un buen servicio a las personas que acuden al botiquín, por no querer pasarme 7 horas sentada de brazos cruzados mientras veía a un niño obeso comiendo bollería y patatas fritas para merendar. En definitiva, por no querer cerrar los ojos y convertirme en alguien pasivo y cómplice de ciertas barbaridades. 

¿Pero sabéis qué?  Los golpes te hacen más fuerte y te repones.  Ahora, si todo sale bien, se me abre una nueva puerta.  No sé cómo será, ni cómo lo haré.  Sólo sé que tengo ganas y que creo en lo que hago, dos ingredientes, que si los tienes contigo, te dan fuerzas para lo que venga aunque haya momentos de flaqueza.  La posición fácil sería quedarme sentada en la silla, pero para mí, no es la más cómoda.  Voy a intentarlo de nuevo.  Poner mi granito de arena para intentar que se reconozca la Enfermería, la gran labor que podemos desempeñar, que los usuarios saquen partido de nosotros, que otros compañeros que puedan algún día ocupar este lugar, se sientan realizados, se les respete y reconozcan su trabajo. 

Me niego a creer que esto siempre será así, que no se puede hacer nada.  Cuando me vengo abajo recuerdo la ilusión que sentí al acabar la carrera, las ganas de hacer cosas y todo lo que me enseñó, porque muchas cosas las aprendí yo, pero otras me las enseñó ella, la Enfermería, y una de esas cosas fue a no darme por vencida y luchar.  Me niego a que esto acabe así.

Aquí tenéis una prueba de que sí que se lucha por la Enfermería y sé que hay muchos más casos.  A veces es difícil, pero si no la defendemos nosotros ¿quién lo va a hacer? ¡ÁNIMO!

“COMUNICACIÓN" Vs. "HUMANIZACIÓN”



Publicamos una nueva entrada en nuestro blog. Su autor, Jesús Sánchez Martos.

 “Comunicación Vs. Humanización”


Madrid, 6 de Febrero de 2015

                   
Decir y recordar que cualquier profesión sanitaria por el mero hecho de serlo, requiere de una verdadera vocación, parece una obviedad y así debiera ser, aunque los jóvenes alumnos en la Facultad se siguen sorprendiendo cuando el profesor trata de recordárselo, quizá porque la palabra vocación no está de moda o por algo más sencillo, porque a los que tenemos años de experiencia nos cuesta trabajo recordarlo, precisamente por obvio.

Una vocación de entrega que viene dada por la voluntariedad con la que nos hemos dedicado a nuestra noble profesión y que tiene que estar enjugada de un alto índice de “humanización”. ¿Cómo se puede entender a un profesional sanitario que no sea humano? Pero no, no me refiero a eso porque se trata de dos conceptos muy diferentes. Humano claro que lo es por dos motivos, porque nació humano y porque debe serlo en su concepto de vida para haberse decidido a tratar con personas, que la mayoría de las veces sufren una enfermedad, creen padecerla o pudieran sufrirla en algún momento de su vida. Pero ser humano, no significa que nuestro trabajo esté humanizado.

Y claro que está de moda hablar hoy de la “humanización del Sistema Sanitario”. ¿A qué se refieren los políticos y los expertos cuando entonan esta afirmación? ¿Cómo podemos conseguir que el Sistema Sanitario, algo tan grande y a la vez tan abstracto, esté y sea más humanizado? No se trata de conseguir mayores recursos tecnológicos y científicos, aunque siempre son necesarios y bienvenidos, sino de magnificar y optimizar los recursos humanos, que en definitiva son los que ponen en valor la grandeza de nuestro Sistema Sanitario. Somos los profesionales sanitarios y todos aquellos que de algún modo trabajamos en el “Sistema” los que debemos humanizar nuestro trabajo cotidiano, por necesidad y por vocación. Es solo cuestión de actitudes personales.

Y la mejor forma de conseguir este objetivo es a través del entrenamiento en habilidades en comunicación social. Nuestra Real Academia de la Lengua define humanizar como “el hecho de hacer a alguien humano, familiar y afable”, y eso solo se consigue con “el trato y correspondencia entre dos o más personas”, definición que hace de comunicar.

Hoy que tan de moda está hablar de “humanizar”, deberíamos reflexionar en el sentido de que para conseguir este objetivo, deberíamos aprender a comunicar. Precisamente hoy, momento en que la comunicación sigue siendo la asignatura pendiente de los profesionales sanitarios, sencillamente porque esta asignatura no existe en los programas de Grado Universitarios.

Hoy, que estamos a punto de consolidar los nuevos planes de estudio de las profesiones sanitarias en aras de la convergencia europea, seguimos sin el consenso necesario para incorporar en el currículum de Grado, ni en Medicina ni en Enfermería, la asignatura de “habilidades en comunicación social”.

Y es que quien sabe comunicar, sin duda sabrá humanizar. Pero no es necesario ser médico o profesional de enfermería para comprobar este hecho. También un periodista cuando sabe comunicar, humaniza su comunicación y el programa que esté dirigiendo en cualquier medio de comunicación. El celador, los informadores, el personal de limpieza, los administrativos, el fontanero, el electricista, el albañil y el carpintero entre otros, también humanizan su trabajo, con el trato afable y familiar con su cliente, gracias a una comunicación cercana y humana.

En definitiva, humanización claro que sí, pero a través del entrenamiento en habilidades en comunicación. ¿Conseguiremos por fin convencer a los políticos y las autoridades académicas y profesionales de que un profesional de enfermería, un médico y cualquier otro profesional sanitario, debe aprender a comunicar para conseguir humanizar el Sistema Sanitario? Confío en que en esta ocasión consigamos lo que llevamos años demandando, gracias al estimulante e ilusionante Proyecto de Humanización que acaba de poner en marcha el Colegio de Enfermeros de Badajoz. ¡¡¡Enhorabuena a todos los que lo están haciendo posible!!!


                                                             Dr. Jesús Sánchez Martos
                                                             Catedrático de Educación para la Salud
                                                             Universidad Complutense de Madrid




RELATO DE UNA MATRONA: UNA NUEVA VIDA AL MUNDO


Publicamos una nueva entrada en nuestro blog. Su autora, Ángela Hernández Donoso, matrona, nos relata, rebosante de emoción, lo que, para nosotros, es un hecho que no tiene parangón: traer una vida al mundo. 

Relato de una Matrona

Trabajo siempre de  eventual  y ando de aquí para allá. Pero este año me ha tocado trabajar la Nochevieja en el paritorio de Badajoz, una experiencia para recordarla, primero porque mis andares en el camino de la obstetricia-ginecología  comenzaron en Badajoz  y guardo entrañables y maravillosos recuerdos. Ese día tan especial estaba con compañeras especiales, pero también nos acompañaba una  gestante que se encontraba en proceso  de parto. Recuerdo  que, entre contracción y contracción,  le explicaba que antes de ponerse la epidural era aconsejable que realizara las respiraciones aprendidas en educación maternal, pero que con sus nervios,  propios del proceso, no se acordaba y ahí estábamos las matronas  para refrescarle la memoria, dándole el apoyo que ella necesitaba en ese momento.

Después de puesta la epidural , tardó baste tiempo  en hacer el efecto deseado.

Más tarde,  nació el primer niño de Badajoz, Luis  y fue un momento lleno de alegría, emoción y amor.

Pasado unos días esta gestante reconoció la labor realizada por el equipo del paritorio de Badajoz  dando las gracias y recordando cada  momento  vivido.

Para ella era un sueño tener a su hijo en brazos y pasar esa noche mágica con personas desconocidas pero tan cercanas que fuimos capaces de ser momentáneamente su familia. Conseguimos transmitir ese espíritu de nueva llegada de año convirtiendo el acontecimiento del nacimiento de Luis como único e irrepetible.

La verdad, cada nacimiento es único e irrepetible pero si, además, le sumamos el nacer en una noche mágica pues…la combinación perfecta para que la emoción sea enorme.

Nos daba las gracias a cada uno del equipo de guardia de ese día, por nuestra vocación y  amor hacia nuestro trabajo, por el trato que recibió la Nochevieja del 2014.

También daba las gracias por no haberse sentido sola en ningún momento a pesar de ser Nochevieja, por estar atentos a ella en cada momento, para que estuviera lo mejor posible, por esos ánimos en cada contracción para que fueran más llevaderas.

La carta acaba con un brindis por ese equipo de profesionales, y diciendo que cada Nochevieja nos tendrá en su mente y será especial para ella.

Estas palabras no tienen precio, porque aunque sepamos que estamos realizando nuestro trabajo y que además cobramos por ello, no hay mejor recompensa que las palabras de agradecimiento expresadas y nacidas del corazón. No hay oro en el mundo que pueda pagar la alegría y la emoción sentida mientras se lee una carta de agradecimiento.

“Estoy absolutamente convencido de que ninguna riqueza del mundo puede ayudar a que progrese la humanidad. El mundo necesita paz permanente y buena voluntad perdurable”

Albert Einstein 1879-1955